Salió a la calle a pasear un rato. Había estado un poco mal de salud la última semana y necesitaba despejarse un poco, pero sin compañía porque tampoco tenía cerca a quién recurrir. Marchó hacia su parque favorito, con paso lento, disfrutando del momento. O al menos eso intentaba. Era una tarde soleada, con una temperatura agradable, ideal para lo que estaba haciendo. El resto de gente también había decidido hacer lo mismo. Veía grupos de chavales tumbados en el césped, dueños jugando con sus perros, papis y mamis con sus pequeños, grupos de ancianos tomando el sol en un banco, jóvenes parejas que con un intercambio de miradas se decían todo… Él sentado en un banco intentaba eso, disfrutar del día como todas aquellas personas, pero no podía. Echaba de menos todas aquellas personas que habían pasado por su vida y que ahora no estaban o se encontraban lejos. Lejos quedaban aquellas llamadas telefónicas, eternas o fugaces, contando todo y nada, pero agradables al escuchar una voz conocida al otro lado. Lejos también, resultaban las visitas que de vez en cuando tenía para dedicar todo el tiempo del mundo. Más lejos aún, quedaban esas cartas escritas a mano que tanto le hacían reír… Se acordó de esa frase que una vez le dijeron: “tan lejos, pero tan cerca”. Intentó sonreír, pero en su cabeza sólo hacía eco el tan lejos…
PD: “…no sé dónde voy, pero estoy en camino.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario